miércoles, 24 de octubre de 2018

La ausencia

La casa quedó finalmente vacía y ahí, colgada en la pared, estaba esa famosa foto. en ese cuadro tan peculiar y que tan buenos recuerdos me traía. Lentamente me acerqué y lo descolgué. Ahora estaba en mis manos; unos pocos centímetros me separaban de aquel momento de felicidad plena que ahora sólo formaba parte de mi memoria y que hacía tanto tiempo había quedado plasmado en una pieza de papel.

Observé esos dulces rostros, de esas dos personas que me hacían sentir absoluta y plenamente feliz. Eran ellos, mis abuelos, que ya no se encontraban físicamente como para contemplar la foto conmigo.
Ambos le sonreían a la cámara mientras me abrazaban, tratando de que congeláramos ese momento; durante un día como cualquier otro, después de que nos levantáramos de dormir la siesta. Pero, a pesar de su ausencia, yo los sentía conmigo, y sentía que, desde donde sea que estuviesen, la estaban observando y admirando junto a mí. Giré y le eché un vistazo a la habitación de mis abuelos, que a medida que pasaba el tiempo se iba deteriorando y cambiando a pasos agigantados, me acerqué nuevamente a la pared y colgué la foto, la cual sabría que tendría por siempre junto a mi, y que cada vez que la volviese a mirar, iba a recordar lo feliz que fui junto a ellos, mis abuelos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario